martes, 24 de marzo de 2009

Soluciones a la crisis

En ocasiones, los titulares nos apremian a leer con avidez sus contenidos. Naturalmente, en muchos casos, el título tiene poco que ver con lo que se plantea en el texto que aparece a continuación. Es la vieja teoría del niño que muerde al perro: solamente lo que nos llama la atención merece ser destacado.

Como ya le parecerá obvio al lector más avezado, ni conozco ni pretendo aventurar ninguna solución a la crisis. Tan sólo pretendo llamar la atención de los lectores acerca de la crisis real, la de las personas que comparten el planeta con nosotros y a los que apenas vemos. En nuestra sociedad, en la que "la buena vida" ha campado a sus anchas en los últimos años, la crisis económica, siendo importante, es totalmente ridícula si se compara con lo que se vive en otras partes del mundo. La película "Slumdog Millionaire" presenta una visión de la realidad de las dos últimas décadas en India, y lo hace de una manera desgarradora, aunque siempre desde un prisma positivo.

La historia, siendo sencilla, está narrada de manera magistral. Tranquilo, amigo lector, pues no desvelaré nada que pudiera hacer que no disfrutar con esta película. Solamente te resumiré, muy brevemente, el hilo argumental. El discurso narrativo se ocupa de la historia de Jamal, un joven indio que decide presentarse como concursante al concurso "¿Quién Quiere Ser Millonario?" Tras acertar gran parte de las preguntas, y ante las dudas que genera el hecho de que un chico sin estudios pueda conocer la respuesta de algunas cuestiones de bastante dificultad, es interrogado; es a partir de la justificación del conocimiento de dichas contestaciones cuando retomamos su historia, desde su niñez al momento actual y la razón por la que ha tomado parte en el concurso. La suya es una historia de pobreza y de humillación, de sufrimiento y vejaciones, pero también de superación y esperanza.

El hecho de haber recibido los máximos parabienes internacionales, incluido el Oscar de Hollywood, ha hecho que algunas personas tuviesen reticencias a la hora de pasar por taquilla. No obstante, la película está sustentada por un guión magnífico, y relata con total crudeza una crisis verdadera, la que sostiene la pobreza en el Tercer Mundo, la de los millones de bocas que se asoman al cielo esperando que caiga un maná hasta ahora inexistente.

Visto lo visto, ¿quién dijo crisis?

miércoles, 11 de marzo de 2009

Futuro imperfecto

Me provoca gran perplejidad observar las reacciones habidas al respecto de las recientes elecciones gallegas y vascas en los medios de comunicación. Mientras que los resultados de los comicios gallegos son vistos con mayor o menor agrado, dependiendo del color del cristal con el que suele mirar la realidad el tertuliano de turno (incluyendo las posibles subastas por el ya archiconocido Audi de Touriño), no sucede lo mismo con las elecciones al Parlamento Vasco. Los nuevos apóstoles del "pensamiento libre" nos invocan a sus sanedrines diarios (tanto en emisoras de radio como en televisiones digitales, sin olvidar sus tradicionales columnas de opinión en periódicos y revistas), para comunicarnos lo asustados, alegres o indecisos que están acerca del reparto de escaños.

Todo el mundo tenemos una opinión formada sobre los resultados de las elecciones vascas. Unos opinan que ha de ser el PNV quien gobierne, al tener la mayor parte de los votos. No obstante, es cierto que una hipotética unión del PSE con el PP les otorgaría la Lehendakaritza y que, como señalan algunos análistas políticos, ya es hora de que entren "nuevos aires" y de que "se levanten las alfombras". En ese caso, cabe preguntarse si han de levantarse también las mismas alfombras en otras comunidades autónomas donde históricamente ha vencido siempre el mismo partido. O, por ir más lejos aún, y si asumimos que existe una democracia y son los votantes quienes han elegido a uno u otro gobernante, sería conveniente reflexionar acerca de quienes son los "tertulianos " para hacer saber a esos votantes que se han equivocado a la hora de emitir sufragio.

La verdad es que la situación del País Vasco puede ser más o menos preocupante tras las votaciones, pero el tiempo dará o quitará razones. Lo que el tiempo ya ha dictado es la sentencia acerca del pobre votante, ignorante, que decide obrar de buena voluntad y votar la opción que más le complazca. Tome la decisión que tome, algún analista tendrá a bien rebatir su prudencia o su buen criterio. No parece necesario señalar que la mayor parte de los comentarios que se escuchan en las tertulias radiofónicas son tendenciosos, y que la mayor parte de los ciudadanos que las oyen saben "de qué pie cojean" cada uno de los invitados a esas mesas de opinión.

No obstante, y en los últimos casos tratados a fondo en este tipo de programas (desde los trajes de Camps y los espías de Esperanza hasta las cacerías de Bermejo y las conferencias de Garzón), me ha parecido detectar un tono a homilia dominical tanto por los tertulianos más escorados a la derecha como a la izquierda. El pueblo llano, el votante desencantado ante tanta triquiñuela (por ser prudente en la expresión), ve cómo, además de ser posiblemente estafado por sus políticos, aquellas personas en las que delegó su confianza, es también objeto de burla por parte de sus acólitos, tertulianos de distinto pelaje que adoctrinan a sus seguidores más fieles.

¿Es ésta una imagen plural, equilibrada, de la información del siglo XXI? ¿Cuál ha de ser la posición del lector u oyente ante este tipo de "periodismo"?

¿Es, en definitiva, más importante la verdad (la noticia) o la verosimilitud (la opinión)?