José Tomás Román Martín, nació en Galapagar (Madrid) el día 20 de Agosto de 1.975, conocido en el mundo taurino como “José Tomás”.
Tomó la alternativa en la plaza de toros de Méjico en Diciembre de 1.995, confirmando la misma en Madrid el 1 de Junio de 1.996.
Torero controvertido donde los haya, es sin embargo una de las grandes figuras del toreo de todos los tiempos, capaz de los mayores éxitos y de los más rotundos fracasos.
Su tauromaquia está basada fundamentalmente en el valor extraordinario, su quietud y su cercanía ante el toro.
Su toreo con el capote, con chicuelinas de tal modo ceñidas, que los pitones del toro pasan rozando su cuerpo, las verónicas tienen el poderío de hacer que un animal de media tonelada siga el engaño a escasos centímetros doblándose en un escorzo de una plasticidad inimaginable.
La emoción sigue in crescendo cuando coge la muleta con las dos manos y se pasa al toro con estatuarios, sin mover un solo músculo y con los pies tan anclados al suelo, que parecen estar clavados en el albero.
El éxtasis llega cuando por fin se echa la muleta a la izquierda y comienza su tanda de naturales, embebiendo al toro en la muleta, templando su embestida y toreando tan despacio que los espectadores tenemos la sensación de ver el espectáculo a cámara lenta. ¡¡Qué belleza!!
No es un gran estoqueador, de hecho no solo ha perdido grandes triunfos por la espada, sino que en ocasiones, como le ocurrió en una corrida de la feria de San Isidro en el mes de junio de 2001, a un toro de Adolfo Martín tras varios pinchazos y descabellos, se apartó del toro, se metió en el callejón y esperó que dieran los tres avisos le echaron vivo el toro a los corrales. Como es natural recibió una monumental bronca del público.
En fin cosas de artistas y de toreros geniales.
Luis
viernes, 2 de abril de 2010
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