martes, 13 de abril de 2010

Iglesia e hipocresía

Seguramente porque la vida de todo ser humano "pende de un hilo", lo que nos hace ser tremendamente vulnerables, desde tiempos muy remotos, las diferentes "iglesias" han utilizado este tendón de Aquiles para manejar al ser humano a su antojo y adquirir parcelas de poder, prometiendo bienes futuros que jamás nadie ha visto, pero en los que algunos necesitan creer para darle sentido a una vida que, por momentos, parece carecer de él.
La iglesia más cercana a nosotros es la santa madre iglesia católica, apostólica y romana, que dice defender como valores máximos el amor, la pobreza, la castidad y la verdad.
¿Qué es la iglesia del amor? Hagamos memoria los mayores: para nosotros fue más bien la iglesia del terror. Fue la fuerza que castró nuestra juventud por la obsesión del pecado. Todo era malo: que el novio te cogiera por el hombro, que vieras en el cine un casto beso, que enseñaras más de dos dedos de escote, que te pasaras con el pensamiento... Pobre de ti si morías en pecado: te esperaban los más inimaginables castigos "eternamente".
¿La iglesia de los pobres? Me río, salvo muy honrosas excepciones, si bien la excepción confirma la regla. ¿Qué pobreza vive su jefe supremo y sus adláteres, el Opus Dei, las corruptas autoridades que dicen pertenecer a ella, etc. etc?
¿La iglesia de la castidad y la verdad? No hace falta más que leer los periódicos o escuchar los medios de comunicación para ver a que ha llevado el empecinamiento en demonizar algo tan natural como el sexo, y qué verdades han escondido con la mentira y la hipocresia.
Dudo, en mi agnosticismo, de la existencia de un ente creador, pero en lo que jamás podré creer es en las "iglesias" que, manipulando la inseguridad de la existencia, la utilizan para medrar en sus intereses particulares.

RG

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