lunes, 26 de octubre de 2009

Confianza e ironía

De manera arbitraria (¡¡¡sinceramente!!!), y mediante sorteo llevado a cabo sin notario (lo más próximo son mis hijos jugando en la alfombra del comedor, aunque no me importaría que en un futuro alguno se dedicara a esta noble profesión), he decidido exponer tres de los trabajos que el grupo de mañana ha tenido a bien remitirme. Recuerdo al lector que es un grupo perteneciente a la Universidad de Mayores de la UJI, y que la propuesta era redatar un breve texto acerca de un tema concreto (La Confianza). El primer texto es el siguiente:


CONFIANZA E IRONÍA


Siendo plenamente consciente del alto nivel de confianza que tengo en mí misma, me dispongo con ánimo tranquilo y relajado a escribir el artículo sobre LA CONFIANZA, propuesto por el profesor Palmer.

Deduzco, por el tipo de luz que se cuela a través de la ventana, que deben ser alrededor de las cinco de la tarde. Desvio mi mirada hasta el reloj que, confiado en su precisión para dar la hora, descansa plácidamente sobre la mesa de mi despacho. Una vez más la sincronicidad entre luz solar, reloj y mi intuición es perfecta. Son las cinco menos cinco. Esta conjunción de hechos hace que me sienta bién.

Cuando apenas tengo hilvanadas en mi mente las primeras frases que pretendo plasmar en el papel, oigo que alguien abre la puerta de mi casa. Es mi hermana, persona merecedora de mi total confianza, que viene a comentarme que, en mi ausencia, ha tenido que solucionar (muy acertadamente, por cierto) un imprevisto que se ha producido dentro de mi vivienda. Repentinamente, sin tiempo de reflexionar, me viene a la mente un pensamiento que hace que aumente aún más, si cabe, mi confianza a tres niveles distintos. Primero, en mi misma -¿cómo no?-, por mi nivel de autoconfianza; en segundo lugar, por tener la inmensa suerte de verme rodeada de personas altamente merecedoras de mi confianza y, en tercer lugar, por poder contar con objetos que me inspiran confianza, como mi reloj, que cumple a la perfección su obligación de dar las horas de una forma fiel y precisa y que, grácias a él, sé que nunca llegaré tarde a mis citas.

Tengo claro que cada vez que decidimos confiar en alguien o algo corremos un riesgo, pero yo, estoy dispueta a asumirlo.

Confio en haber tomado la decisión correcta.

MPM

No hay comentarios:

Publicar un comentario