El cuento está íntimamente relacionado con la vida. ¿Quién no se quedó embelesado ante frases como estas: Había una vez…, hace mucho tiempo… Son indicios de una historia que disparará nuestra imaginación. En el mundo de los cuentos todo es posible: un lobo disfrazado de abuela, un beso que despierta a una princesa, las botas de siete leguas. Entrar en el mundo de los cuentos significa alejarse de la realidad por un momento y entrar en el mundo de la fantasía.
Los padres y los abuelos saben mucho de cuentos. Tradicionalmente eran ellos los contadores de cuentos y algunos de ellos no se limitaban a contar cuentos a sus hijos o nietos si no que lo hacían a más niños, tenían un don especial para contar historias. En los pueblos, por las tardes al calor del sol si era invierno o al frescor de la sombra si era verano, era frecuente ver a un señor o una señora rodeados de niños y niñas escuchando fascinados las historias que les contaban. Hoy de esta virtud se ha hecho una profesión: EL CUENTACUENTOS.
Se contaban gran variedad de cuentos: cuentos tradicionales; cuentos para jugar; cuentos para educar en valores. Pero los cuentos tienen un fin en sí mismos: El placer de narrar, el placer de escuchar, porque es un placer que en la cuna nos duerman con cuentos, contar cuentos en la cama mientras acariciamos a nuestro hijo y que, en la escuela con dulzura y con magia nos cuenten un cuento.
Hoy en día todo ha cambiado y el placer de contar y escuchar cuentos también ha experimentado muchos cambios. Existe la profesión de contar cuentos, que ha substituido a la figura del narrador de historias, desinteresado con un don natural proveniente de la sabiduría del pueblo. Las nuevas tecnologías y la vida tan estresada que llevamos ha hecho que los cuentos cada vez mas los cuente una máquina, televisión, lector dvd , casete…Además queremos justificar estos cambios y llegamos a creernos que con estos aparatos los niños se estimulan más porque disponen de un sinfín de “teclas” que hacen todo lo inimaginable.
Aunque la verdad es, que la técnica jamás podrá sustituir a las personas, además los abuelos , padres, contadores de historias también tienen teclas: de repetición, de pausa, de selección del cuento, de volumen, de efectos especiales, de reconocimiento de la voz. Y tienen una tecla que jamás encontraremos en una máquina: la tecla del cariño. Esta tecla solo funciona con el contacto directo
Isabel Peris Andreu
domingo, 28 de febrero de 2010
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