Hay veces que no sé si deberíamos cambiarnos los papeles: nosotros ser los animales y ellos las personas, porque el ser humano en algunos casos se comporta peor que un animal.
Leí la semana pasada en el periódico local que una persona que viajaba con su coche por una carretera del interior de la provincia de Castellón, vio como un anciano de 80 años colgaba con una cuerda en un árbol a su perro. Esta persona avisó a la Guardia Civil y el dueño del perro ha sido detenido. No sé qué motivos llevaron a este individuo a realizar semejante barbaridad; posiblemente le molestara o ya no le hacía falta para el trabajo o el cuidado de la casa.
Como esta noticia se pueden leer o escuchar en los medios muy a menudo otras parecidas: que si un vecino de un pueblo mató a su perro a garrotazos, que si los cazadores, cuando termina la temporada de caza, matan a sus perros de un tiro, que si unos caballos abandonados esqueléticos y muertos de hambre han sido encontrados en una alquería...
Algunos días salgo a hacer ejercicio por la marjaleria de Castellón donde encuentro siempre perros abandonados dentro de sus propias casas, atados sin comida, esperando a que su dueño se acuerde de ellos. Todos estos ejemplos y algunos mas son a nivel de “casa”. Pero ¿y el resto del mundo? ¿Han oído hablar de la matanza de focas a palos?, ¿la caza indiscriminada de ballenas? Si el hombre es capaz de matar a sus semejantes cometiendo verdaderas atrocidades, qué no será capaz de hacer con los animales, en algunos casos por diversión.
Los animales también tienen su corazón y sufren la falta de cariño y el maltrato.
Yo tengo dos perritas en mi casa y, para mí, son como de la familia: cariñosas, leales y fieles compañeras. Ellas viven y morirán cuidadas y queridas.
Mª Jose Saez Paredes
miércoles, 3 de marzo de 2010
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Mi hijo tambien tiene dos perros y para mí son como de la familia.
ResponderEliminarDesde luego que tienen su corazoncito y sienten y sufren.
Maria Jose, gracias a personas como tu, los animales pueden albergar cierta esperanza, deberiamos aprender de nuestros perros la fidelidad y nobleza que nos demuestran.
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