He de escribir y he de disfrutar escribiendo. Es importanrte. De acuerdo, pero ¿cómo disfrutar ante esta situación que me es extraña? Quizás sería más fácil si me iniciara describiendo una experiencia en la que he gozado de una forma simple, sencilla. Allá voy.
Eran alrededor de las tres de la madrugada y estaba despierta; no podía dormir. Me revolvía en la cama, inquieta, y el malhumor iba en aumento. De pronto pensé que tenía dos opciones: podía lamentarme de mi insomnio, ponerme cada vez más nerviosa, sentir lástima de mí misma... pero eso no me conducía a nada. Otra opción era la de intentar sacar algo bueno de aquella situación. Eso hice. Empecé a observar a mi alrededor. Llovía, oía el suave chapoteo de las gotas de lluvia en mi terraza, pero yo estaba allí, cálidamente acogida entre las sábanas . Aspiré el aire para notar ese maravilloso olor de la lluvia, el de la tierra mojada. Puse la radio y, no sé bien de qué emisora, surgió la canción: era el tema de una película," La leyenda de la ciudad sin nombre." Siempre me había gustado esa canción, pero en aquel momento tuvo algo especial que me produjo esa magnifica sensación que era saber que estaba disfrutando el instante, que ese momento era mío y no necesitaba nada más. Y ya lo tuve claro, había sabido elegir, y pensé: ¡Qué bien estoy! ¡Qué suerte tengo! Es de noche, llueve, no puedo dormir, pero siento que estoy disfrutando, que estoy viva y soy feliz.
Si algún día, escribiendo, puedo alcanzar ese momento de puro disfrute, sabré que lo estoy haciendo bien. Habré alcanzado mi objetivo.
Carmen
martes, 22 de febrero de 2011
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