domingo, 29 de noviembre de 2009

El lago de los cisnes

Sr. DIRECTOR DEL VOCERO SEMI-URBANO.
Castellón



Inicialmente agradecer del diario de su digna dirección, la publicación de este escrito al tiempo que aprovecho para felicitar a la sección de Información cultural por su acertada programación, así como sus valiosas y autorizadas recomendaciones sobre los espacios y espectáculos a visitar en nuestra Capital y Provincia.
Siguiendo una de estas recomendaciones, el viernes pasado asistí a la representación del ballet “El lago de los cisnes” y algo de lo ocurrido durante la función del mismo motiva este mensaje.
Habitualmente la sección de “Cartas al Director” aparece trufada de críticas/alabanzas a estamentos u organizaciones, públicas o privadas. Raramente en cambio se ven reflexiones sobre nuestro comportamiento y casi nunca sobre mí comportamiento.
Lo que voy a denunciar a continuación tiene poco con ver declaraciones grandilocuentes o aparatosas manifestaciones publico-político-económico-ecológicas como viene siendo al uso. Simplemente pretendo que se refiera a algo tan elemental como la corrección en nuestros comportamientos.
Estamos ante el Teatro, afluencia variopinta de personal. Intercambio de saludos. Comenzamos el acceso al local. Grato ambiente, aforo completo. Ya aposentados en nuestras butacas, aviso del inicio de la sesión; advertencia de apagar los teléfonos móviles. Desciende suavemente la luz. Comienza la magia de la música, la obertura marca el tempo trasladándonos a un escenario bucólico en el que se marcan los primeros pasos de la danza. De pronto, un fogonazo ilumina instantáneamente unas butacas de Paraíso, me sorprendo. Siguen las evoluciones de los bailarines. Aplausos, (tal vez improcedentes). Más flashes. Mi anterior sorpresa se repite y se agrava con un inicio de molestia. Pienso; “No tengo ni idea de lo que marca el derecho sobre la propiedad de imagen en un espectáculo”. Más disparos fotográficos. Aumenta mi incomodo mientras sigo pensando si se podrán considerar públicas o privadas las imágenes tomadas. En cualquier caso, los ocasionales “fotógrafos” tan impertinentes como incompetentes (ya que dudo de que logren ninguna fotografía medianamente decente) deberían pensar en los demás. Más fotos, hasta doce que yo constate. Me siento francamente enfadado.
Y aquí es donde pregunto y ruego se traslade a quien proceda. ¿Es necesario que se nos tenga que indicar personalmente qué y cuándo somos incorrectos?
Hago un llamamiento al sentido común de las personas. Y a la reflexión de que todos deberíamos saber que no sería necesario el “Prohibido… prohibir” si tenemos en cuenta que nuestro deseo o apetencia puede no coincidir con el de nuestros semejantes. Y que tenemos escaso derecho a imponérselos y amplio deber de ser respetuosos.

LUIS ESCOBAR MÉNDEZ
DNI: 20.432.177 x
C/ Ancha de Castilla, 27
12005 Castellón - Tfno. 6oo.32x.xz7

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