domingo, 8 de noviembre de 2009

LA CONFIANZA

¿Qué decir sobre la confianza? Mi propia reflexión personal al respecto me lleva a considerar este concepto como uno de los pilares básicos de la coexistencia entre los seres humanos.

En principio creo que habría que poner en claro qué debe entenderse por confianza. A mi juicio, es la creencia o la esperanza de que otra persona jamás te traicionará o engañará deliberadamente.

En base a lo anterior, se puede considerar la confianza desde diversos puntos de vista o, mejor dicho, se puede contemplar desde distintos ángulos: la confianza en el ámbito de la familia (pareja, padres, hijos, hermanos), en el ámbito laboral, de amistades … y un largo etcétera. Incluso yo incluiría la confianza en uno mismo como punto neurálgico para el comportamiento de un individuo. No se comportará igual ante un caso concreto una persona con confianza en sí misma que otra que no la tenga. La primera está tan convencida de que puede hacer o alcanzar lo que se propone que posiblemente lo alcanzará. No así la segunda, que si en su fuero interno piensa que es incapaz de algo acaba siéndolo. Ahora bien, el por qué de la existencia de personas con autoestima alta o baja, creo que puede estar motivado además de por factores intrínsecos, por el tipo de educación recibida. Hoy en día la falta de confianza en uno mismo puede verse mejorada a través de una terapia adecuada.

Visto este primer punto, paso a ver la importancia de la confianza en las relaciones interpersonales. Aquí distinguiría dos categorías: en primer lugar la confianza como derecho a decir o hacer a otra persona cualquier tipo de cosa ya verbalmente o mediante actos concretos basándonos en que ella, en aras de esa confianza, nos lo va a consentir. Así, en ocasiuones y coloquialmente afirmamos que “la confianza da asco”.

La otra categoría sería considerarla como una fe ciega en otra persona que creemos que, pase lo que pase, no nos defraudará. Tal sería la confianza de alguien hacia su pareja, de un padre hacia un hijo o viceversa, o de un amigo en el que tienes total confianza y piensas que en un momento determinado no te traicionará.

Evidentemente la confianza se pierde cuando la actuación de la persona en la que se tiene depositada implica un comportamiento distinto al previsible; entonces podríamos hablar de desconfianza, si bien, en ocasiones, un simple malentendido puede producir este resultado, tal vez porque el individuo se siente inseguro y la confianza no es tan fuerte como cabría esperar.

En fin, ¡hay tanto que decir al respecto!

PB

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