Sr. Director:
Desde que yo recuerdo en casa se ha comprado Mediterráneo. Mi padre, lector impenitente, hizo lo imposible por inculcar en sus hijos su afición y para ello nos hacia leer al menos los titulares del deporte o las noticias locales. Por algo se empieza, decía el. Y en verano, en época de vacaciones, nos hacia dictados con párrafos del periódico “para que aprendiéramos a escribir bien”.
De un tiempo a esta parte, no se si me atrevería a hacer lo mismo con mis hijos. No es aquí el lugar ni hay espacio para detallar los errores gramaticales, de estilo o simplemente de redacción que con más frecuencia de lo permisible aparecen en el diario que tanto queremos usted y yo. Y crea que me duele.
Por eso, y disculpe mi ignorancia, me atrevo a preguntarle: ¿sigue existiendo el corrector?
Atentamente
sábado, 28 de noviembre de 2009
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