Muy señor mío,
En primer lugar quisiera dar la enhorabuena al equipo del Alcalde de Benicàssim por el importante trazado de carriles-bici que ha realizado, tanto en el pueblo como en sus alrededores, lo cuál contribuye a la seguridad del ciclista, del conductor y del peatón.
Sin embargo, como peatón, quisiera referirme al Paseo Marítimo entre el Torreón y el Hotel Voramar. Al decidir pasear por este bello lugar, el peatón arriesga su integridad física.
Como saben los lectores, es un paseo que invita a admirar, por un lado el mar y por el otro, las antiguas villas con su encanto de épocas pasadas. A mí, como peatón, me gusta pasear libremente por el paseo. Quiero sentarme unos minutos en el muro de la playa y también quiero acercarme a leer la pequeña historia de alguna villa.
Pero, y centrándome en el tema de los carriles-bici, el paseo que describo y anhelo es absolutamente imposible. El peatón que valora la susodicha integridad física debe pasear en una línea recta, sin moverse ni hacia un lado ni hacia el otro, debido a la inexistencia de un carril-bici o de la prohibición total de circular en bicicleta por este paseo.
Los peatones sufrimos un peligro real por los ciclistas que se acercan por detrás, tal vez en ese instante que a uno le apetece moverse a un lado o a otro, acercarse al mar o a las villas. Las bicicletas se acercan por detrás, silenciosamente, zig-zageando y llegando a rozar a los confiados paseantes.
La solución es bien sencilla. Dos líneas paralelas pintadas en el suelo permitirían al ciclista disfrutar de su paseo, al peatón de lo suyo, y, a la vez, protegería a éste del peligro real de un atropello, tal vez fatal.
Adjunto dos fotografías de esta tan sencilla solución adoptada en el paseo de la playa de la Concha en San Sebastián, dando, como verán, preferencia al peatón.
Es hora de actuar ya, antes de que haya una desgracia.
Atentamente,
BK
domingo, 29 de noviembre de 2009
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