Se comenta en los mentideros y anecdotarios taurinos algo que se le atribuye al Guerra, como tantas otras cosas, fueran o no suyas:
“Después de mí, yo, después de yo…. Nadie y después ……..Fuentes”, o algo por el estilo.
Se supone, que alguien debió increparle y quiso manifestar contestando, que él era el número uno. Se dice que menospreció a Rafael “El Gallo”, pero luego vino su hermano Joselito y le hizo tragarse las trébedes, por cometer tal improperio, nada más y nada menos que con “El Divino Calvo”.
Aunque eran otros tiempos, este tipo de cosas siguen pasando, aunque haya cambiado la educación de las gentes y hay unos toreros que son más y otros que son menos, o al menos son menos más. ¡Por supuesto!, hay otros que ni son.
Cuando el aficionado está viendo una corrida, bien sea en la plaza , donde se experimentan las sensaciones de forma más directa y más viva, o bien sea en la tele, que aunque esté más descafeinada, con una buena realización, también te tocan la fibra, máxime cuando hay manifestaciones artísticas del calibre de las ocurridas el día 2 de Junio del año de Gracia de 2010, la persona que se precie de tener algo de sensibilidad en su cuerpo, puede tener una hemorragia de gusto de tal calibre, que tiene que pasar por la consulta del Doctor López Ibor, para que le ayude a equilibrarse de nuevo.
Aprovechando la visita a Castellón del citado prestigioso Doctor, acompañado por otro Doctor, que no le anda a la zaga, D. Tomás Ortiz, he mantenido con ambos una pequeña entrevista a título de consulta y les he preguntado, que si me pasaba algo malo, porque tenía unas sensaciones raras con lo visto ese día por la tele.
Mi gran sorpresa ha sido que, por una parte el Doctor Ortiz (que no es aficionado, pero trata a muchos que sí lo son), no ha visto la corrida, pero no ha encontrado nada anómalo en mi comportamiento y cuando le ha tocado el turno de análisis al Doctor López Ibor, que es un gran aficionado y que presenció en directo en las Ventas el acontecimiento, he observado y además me ha manifestado directamente, que tenía las mismas sensaciones que yo, corregidas y aumentadas, reconociendo que estuvo a punto de llegar al éxtasis.
Me he quedado muy tranquilo, al convenir con él, que ninguno de los dos estamos mal del “perolo” y que hay un torero que está, mirando hacia arriba, “después del después”; Se trata, como no podía ser de otra manera de: “Morante de la Puebla“
J. Valencia - 2010
lunes, 7 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario