Una vez más el pueblo japonés nos ha dado una lección de entereza, serenidad y coraje ante un desastre de magnitudes insospechadas a las cuales se va enfrentar sin haber demostrado ningún síntoma de nerviosismo o de pánico.
No será la primera vez que el pueblo japonés se enfrenta a esta clase de catástrofes, recordemos que es un país donde los terremotos son frecuentes, sus edificios y están construidos para poder soportarlos, en cuanto a los desastres nucleares, ya tienen una experiencia de más de sesenta años. Durante estas dos semanas han tenazmente luchado en los dos bandos, buscando los cadáveres de sus familiares y procurando dar a los supervivientes la mejor protección posible.
Ayer las noticias nos decían que al fin han podido restablecer el sistema de refrigeración de los reactores y poder rebajar el nivel de radiación.
Hoy nos dicen que el agua, ya no es un peligro para la población, aunque no se recomiendan su consumo. De nuevo ha habido temblores de tierra y la gente tiene miedo, un miedo muy lógico ante tal desastre. Miles de niños han sido desplazados fuera del límite radioactivo y muchas familias se han desplazado hacia el sur del país.
Japón volverá a demostrarnos, con la tenacidad y el esfuerzo de su pueblo, que como el ave fénix resucitará de sus cenizas para volver a ser el Japón que todos conocemos.
jueves, 31 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario