Se podría escribir tanto como hay escrito, partiendo del refranero español, de los proverbios chinos y de todos los “dichos” de cada uno de los idiomas de esta “Torre de Babel” en la que estamos inmersos, donde se tiene la sensación de que cada día somos más “cangrejeros”, es decir, retrocedemos en más cosas de las que avanzamos.
Decía un amigo mío :”Si tienes necesidad de pedir dinero a alguien, aunque sea para una causa justa, deben darse 2 circunstancias : 1ª que tenga dinero (porque si no tiene, no te puede dar) y 2ª que tenga voluntad (porque si se muestra reticente, tampoco te lo dará)”; luego…, debes seleccionar a aquellos que acumulen ambas circunstancias, probar suerte, ponerte pesado y a ver qué pasa. En el 2º caso, cabe otra posibilidad y es que si se niega, se lo puedes robar, pero eso es “harina de otro costal”.
Del famoso dicho ¡Poder es querer!, extraemos sólo la voluntad, la actitud de las personas ante un objetivo, que a veces sirve, pero en muchas ocasiones no conduce a nada, es decir, no hay resultado satisfactorio y positivo, porque falta un ingrediente imprescindible, que denominamos aptitud, porque por mucha voluntad que se ponga, si no se conoce la materia…¡¿Qué puede enseñar el pobrecillo?. Esto me recuerda mucho al profesor “Ciruela”, que no sabía leer y puso una escuela.
Estamos viviendo una época de extraordinaria demagogia y avanzando en el españolismo más puro, cuya principal característica consiste en hablar mucho, sobre todo de aquello de lo que no tenemos ni idea. Las malas enseñanzas, aquellas que no tienen el más mínimo rigor, suponen un fraude, una farsa, una “ mentira cochina”.
En el mundo de los toros, se dan las circunstancias descritas, corregidas y aumentadas, con una facilidad pasmosa, hasta el punto que hay días, que convertimos una corrida de toros, en una pantomima de tal calibre, donde cualquier parecido con la verdad del toreo, ya no es ni coincidencia, sino ¡Milagro!. Y lo peor del asunto, es que sigue habiendo peligro, porque los toros aún no tienen los cuernos de chocolate, aunque aparezcan desmochados, pero…, hay que saber torear.
Lo dicho, ¡Para enseñar, hay que saber!. Tenemos unos cuántos toreros que pueden hacerlo (Los Ponce, Juli, Tomás, Morante, Castella, etc. etc.), pero tienen que dejarles los “Buitres carroñeros” que, a veces, los rodean, que en vez de chuparles la sangre, lo que deberían hacer es inyectarles todas las mañanas una ración de “huevina”, para que con su sabiduría y su voluntad, nos puedan enseñar el toreo de verdad y los “politicastros merodeadores, lucidores de palmito”, que nos dejen en paz de una vez por todas y se dediquen a otros menesteres, porque ¡En este majano, no hay conejo!
J. Valencia – Verano 2010
lunes, 14 de marzo de 2011
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