Tengo la sensación de que la sociedad civil está como adormecida, esperando que llegue el maná, como le sucedió al pueblo hebreo en la travesía de la península del Sinaí.
El alejamiento de la sociedad de todo aquello que tiene que ver con lo público no es una percepción exclusivamente mía; hay manifestaciones de personas más preparadas que yo que, con sus comentarios y sus afirmaciones. así lo dan a entender.
Así, y a modo de ejemplo, el pasado día 23 de Septiembre en la inauguración del curso académico, el Sr. Presidente de la Audiencia Provincial de Castellón impartió una conferencia sobre “El valor de la justicia”. En el desarrollo de la misma el conferenciante manifestó que la justicia padece serios problemas, advirtiendo, sin embargo, que estos serios problemas no son como consecuencia del colectivo de jueces y magistrados, si no que son ajenos a ellos, es decir, que no está en manos del conjuntó de jueces y magistrados resolver esta problemática. Son causas originadas en otros estamentos, en otros lugares lejos de los palacios de justicia. De igual manera a lo largo del curso académico, ha habido diferentes profesores que han hecho manifestaciones en este sentido, de no estar nada de acuerdo con las numerosas cosas que ocurren en la sociedad.
Cuando les hemos interpelado para hablar sobre el tema en todos los casos se han manifestado en el sentido que eso no es objeto de debatirlo en el aula, que no es objetivo por el que estábamos en el aula; por consiguiente, no procedía hablar de ello.
A mi no me parece mal que no se hable de ello en el aula; efectivamente, no forma parte del temario.
Ahora bien, sí que echo a faltar que los intelectuales de mi país no hayan dado un paso al frente manifestando este alejamiento de la sociedad de todo aquello que tiene que ver con lo público, y así ejercer el liderando del resto de la sociedad para que ésta cambie sus valores y compromisos.
Así creo que la justicia tiene serios problemas y también creo que la solución a estos problemas tenga que venir de la mano de nuestros gobernantes, pero no veo que el colectivo de jueces, magistrados, secretarios judiciales, sindicatos, etc., de un paso al frente revindiquen de manera firme y tenaz para lograr la solución de estos problemas, haciendo copartícipes a la sociedad de la problemática existente, apuntando las posibles soluciones y de esta manera al mismo tiempo que ellos despiertan de su letargo, intenten conseguir que el resto de sociedad despierte y se implique en todo los asuntos que tengan que ver con lo publico.
Al igual que el colectivo de jueces, el resto de profesionales de otras disciplinas, de personas formadas, con conocimientos, capaces de liderar la sociedad para que ésta no tenga que estar pendiente de ver si llega el maná, muriéndose lentamente como esas personas que se mueren en el brasero de su sala de estar, cuando éste no quema bien y en el ambiente hay monóxido de carbono en vez de anhídrido de carbono; este tipo de muerte se conoce como la muerte dulce: De la misma manera creo que se está muriendo la sociedad civil en nuestro país, dulcemente, pero muriéndose, abdicando de sus responsabilidades.
lunes, 14 de marzo de 2011
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