lunes, 18 de junio de 2012

Asociacionismo

En la medida en que la sociedad crece, los intereses personales, sociales, económicos, culturales, etc. se diluyen y entonces toma fuerza el interés por asociarse para disfrutar o defender aquellos temas que son comunes a diversas personas. Hay una corriente de la psicología, el Asociacionismo, que reflexiona sobre cómo los pensamientos establecen diferentes clases de combinaciones en la mente, pero en este texto me voy a referir a la convivencia y no a la conducta del ser humano.

He podido participar y pertenecer, como miembro activo, a asociaciones relativas a la educación, deportivas, humanitarias y empresariales. En casi todas ellas se han producido los mismos fenómenos en distintos momentos de sus andaduras. En primer lugar, todo es colaboración y entusiasmo. Luego, en otro momento en que se consigue una cierta estabilidad y se consolida, empiezan a surgir los primeros codazos y las piedras del camino, provocados por las envidias. Si los fines o la actividad de la “asociación” son algo representativos en la sociedad, aparecen los orgullos y las ganas de representar y aparentar, con lo que las picardías se multiplican. Aparecen las búsquedas de alianzas para situarse y buscar acercarse al poder para medrar.

El movimiento asociacionista es un fenómeno de índole social que propone la creación de asociaciones políticas y cívicas para tratar los asuntos de interés comunitario. Cabe destacar que el asociacionismo es un postulado que sostiene que la participación de los ciudadanos en el debate público es el mejor camino para modificar la realidad y mejorar las condiciones colectivas de vida, ya que persigue el bien común. Podemos decir que determinado tipo de asociaciones civiles son caldo de cultivo para avanzar hacia la Política.

Es una paradoja el hecho de querer asociarse y, una vez conseguido este fin, volver al individualismo para acoplarse.


Felipe J. Arnau

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