jueves, 7 de junio de 2012

Siglo XXI

Suena el despertador. Me levanto y, desayunando, miro el calendario: 3 de junio de 2012.  Esto quiere decir que estoy en pleno siglo XXI; bueno, al comienzo, pero en ese siglo.

Salgo a la calle y todo lo que veo me dice que efectivamente así es: altos edificios de cemento, acero y cristal, veloces y potentes coches circulando por calles asfaltadas, repletas de tiendas-ahora, muchas cerradas-, luciendo en sus escaparates los artículos más modernos-ordenadores, móviles de ultima generación, etc.-; restaurantes, bazares chinos (antes todo a cien);  a mi lado pasa la gente como si fuera a llegar tarde, casi corriendo. Incluso me cruzo con conocidos, tan ajenos a la realidad que ni me saludan.

Hace buen tiempo; me siento en una terraza a tomar un café, cierro los ojos y le doy un repaso mental a la situación en que nos encontramos. Y se me representan virtualmente, los antiguos señores feudales, convertidos ahora, en  los grandes del poder económico, como Botín, Rato o Bill Gates; es la nobleza, disfrazada de dirigentes políticos, gubernamentales, autonómicos, provinciales; la burguesía, formada por artesanos, comerciantes, médicos, maestros, todos estos con trabajo; y, por último, los plebeyos, que hoy son los parados, inmigrantes sin papeles, los sin techo; la iglesia, mas o menos como siempre, aunque gracias a Dios sin la Inquisición.

Después la imaginación me traslada a escenarios, tan parecidos y a la vez tan dispares, como el bosque de Sherwood o Sierra Morena y asoman personajes de épocas pasadas: Robin Hood, Ricardo Corazón de León, los Caballeros de la Tabla Redonda, Curro Jiménez, el Pernales y una larga lista, que hoy en día se han reencarnado en  los Indignados  del 15M, Manos Limpias, los Yayoflautas,  los Ecologistas, los Verdes, Cáritas, ONGs: en una palabra,  los Salvadores de la Patria. Y con todos estos pensamientos, con todas estas imágenes deambulando ante mí como si estuviera viéndolas realmente, llego a la siguiente reflexión,  ¿será el siglo XXI  una reencarnación de la Edad Media o  todo esto no es más que una simple enajenación mental producto de la crisis, de la prima de riesgo o de una tal  Sra. Merkel?.

Pero una musiquilla pegadiza me devuelve  a la realidad, y viendo mi magnífico smartphone  Samsumg Galaxy II 3G  me hace exclamar: estoy en el Siglo XXI.


Julio Rodríguez     

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