¿Qué debemos hacer en estas
vacaciones ante la crisis que estamos atravesando? Llevamos años diciendo que
tenemos crisis, pero cada vez hemos ido a peor, y al paso que vamos, vamos a
tener más vacaciones, pero malas…
Antiguamente, en la época de
nuestros padres, no se estilaba lo de las vacaciones. Si no estabas dentro de
un estatus alto, con casas en la montaña o en la mar: los de clase media
alquilaban un apartamento en la playa o iban a la montaña. La decisión dependía
de si los niños se enfriaban mucho o poco y a los de la clase trabajadora no
les quedaba otro remedio que recurrir a casa de los abuelos o la familia en el
pueblo, para que los niños y los mayores cambiaran de aires. ¡Cuántas anécdotas
reviviríamos de lo que nos contaban nuestros abuelos!
Poco a poco la situación
económica fue mejorando para todos. En estos tiempos de mejora, la clase media
se podía permitir estar de 15 días a un mes cerca del mar, se llenaban las
carreteras de coches, cargaditos de maletas, en la cuales había bañadores,
flotadores y todo tipo de cosas para estar todo el día en la playa, típica
estampa, multicolor de las película del “destape”. Seguía habiendo gente que no
podía hacerlo, y volvían a recurrir a la familia en el pueblo.
Estos últimos años, el
modelo de familia ha cambiado un poco: en un matrimonio suelen trabajar los dos, y es difícil
hacer coincidir las vacaciones para que puedan
estar con los niños; en última instancia
tienen que recurrir a los abuelos para que se los lleven donde viven, al parque
o al pueblo y algunos, los mandan a la playa con ellos.
La situación va empeorando; hay mucha gente sin trabajo. Al principio, uno de
la familia, poco a poco otros, a veces hasta todos... Pensar en las vacaciones es un sueño para
muchos, porque el día a día es puro
malabarismo, cuadrar cuentas sin que los niños pequeños sospechen nada. ¿Pero
qué hacemos si nuestros hijos son mayores
y perciben lo que está pasando? ¿Cómo evitar la tristeza de quedarse sin VACACIONES
y sin la mezcla de olor a arena, sal y aftersun?
Siempre nos quedará el
pueblo; no importa donde vayamos, sino estar rodeados de la gente que nos
quiere, disfrutar del ocio, jugar, trasnochar y poder recordar todas esas anécdotas
que nos cuentan siempre nuestros mayores.
Mª Carmen
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