lunes, 11 de junio de 2012

LA FIESTA DE LOS TOROS

    Desde pequeña he visto la fiesta de los toros como algo nuestro, algo natural que se daba en los pueblos, cada año la llegar las fiestas patronales, primero los de calle y luego los de plaza; montando los cadafales y subiendo allí los jóvenes en pandilla, llevando la merienda; y los no tan jóvenes, disfrutando de la fiesta siendo el toro una parte mas de ella. 
      Al pasar el tiempo y hacerme más mayor, empecé a ir al coso taurino a ver corridas formales, siempre dentro del marco de fiestas como la Magdalena ó Fallas. Al principio, sin saber nada de los pases buenos ni de las buenas faenas que hacía el torero ó el picador, banderilleros etc.; más adelante, oyendo a unos y otros empiezas a entender un poco, poquisimo, del arte del toreo y disfrutar con ello de la fiesta.
    Nunca pensaba muy a fondo en el daño que se le hace al toro, hasta el día que llegó a casa mi perro, tan chiquitín y tan bonito. Tal como crecía le quería más, ya que al principio no era demasiado partidaria de los perros (me lo regaló mi hijo por sorpresa).
    Un día, precísamente durante las fiestas y después de una corrida de toros, fuimos con amigos a tomar unos montaditos y unos vinos por ahí. A una amiga se le ocurrió darme una pequeña espadita de plástico, que pinchaba un montadito de lomo y riéndonos, decíamos "mira, para torear a un toro chiquitín, ja ja ja, del tamaño de Pipo", que era como se llamaba mi perrito. A partir de ahí, no sé porqué, empecé a pensar en el daño que se le haría si le hiciéramos lo mismo que al toro de plaza, ya que éste es un animal más grande, pero que siente el dolor igual que todos.
    Bueno, pues la magia, la estética y el interés que tenía hasta entonces por las corridas de toros, empezaron a tener para mí otro sentido. Cada vez que iba a la plaza, sufría cuando les ponían la puya, las banderillas y cuando entraban a matar me tapaba los ojos.
    Poco a poco, he dejado de ir a ver las corridas y todo lo que les hacen a los animales en fiestas como embolar toros, pincharles, atarles, colgar patos etc. no me gusta.
    No estoy en contra ni a favor de las corridas de toros. Por un lado pienso que el toro de lidia no existiría ni tampoco el mundo que lo rodea, del que vive mucha gente y mueve mucho negocio y dinero. Pero de momento, yo no tengo ganas de ver sufrir a los animales. Quizás con los años, me estoy volviendo sensiblona, pero ¡qué le voy a hacer!



CARMEN GOMEZ DELIBANO

No hay comentarios:

Publicar un comentario