lunes, 18 de junio de 2012

NUESTRO ESTADO DE ANIMO, ANTE LA CRISIS

Esta crisis que nos “embarga", nunca mejor dicho, está afectando considerablemente el estado anímico de muchas personas, especialmente de las familias, que han visto resquebrajarse los aparentes sólidos cimientos sobre los que se asentaba su bienestar y el de nuestra confiada sociedad. Nadie esperaba tan estrepitosa caída... ¿o si?

Tan rápido y fácil fue el ascenso que creímos vivir en el paraíso. Todo era abundancia: se nos concedía cuanto pedíamos aún sin necesitarlo verdaderamente.  Si solicitábamos 10.000€  nos ofrecían 20.000€,  para no ir tan ajustados. Nos convencían los bancos y nosotros, almas cándidas, caímos en la trampa.

Hoy todo es distinto. También nuestro estado de ánimo, pues la incertidumbre nos hace estar más nerviosos, preocupados e irascibles de lo habitual y, debido a la falta de información veraz, algunas veces incluso nos sentimos impotentes sin saber qué camino tomar y cómo reorganizar nuestro futuro.    

No obstante, éste no es el primer episodio, y quién sabe si el último que nos toque afrontar. Por tanto, seamos positivos, ya que todo lo vivido, por negativo que sea, nos deja una valiosísima experiencia y aprendizaje, adaptación y superación, pero manteniendo de forma consciente el control de nuestras vidas y nuestros actos, para evitar convertirnos en seres insaciables y fácilmente manipulables.

Quizás sea este un buen momento para rectificar e intentar vivir una vida menos superflua, preguntarnos si realmente necesitamos tanto para disfrutar plenamente, libres de tanta carga y ataduras. Ojalá que esta gran “bofetada” nos haya despertado del letargo envenenado y consumista en el que hemos estado viviendo, cambiemos de actitud, recuperemos las riendas de nuestras vidas, la alegría y optimismo. Somos capaces si nos lo proponemos: podemos volver a ser FELICES.              


Rosa E. Beteta

No hay comentarios:

Publicar un comentario