miércoles, 13 de junio de 2012

TALLER DE BICICLETAS

Este relato es en memoria de mi padre, conocido por todos como “Jesús el de las bicicletas”, por su afición a la reparación y realización de las mismas.

Desde muy pequeña siempre ha habido un lugar destinado en el sótano de mi casa para ellas. Recuerdo a las personas que venían preguntando por el taller de bicicletas y las dejaban para su reparación. Cuando se las llevaban, totalmente arregladas y limpias, había una gran diferencia a como las traían.
También las realizó para mí y mis hijos; nos las hacía a nuestro gusto, de paseo, montaña, mixtas. Eran como de la familia y les poníamos incluso nombre: Verano azul, Nancy, Pink... Otras las conocíamos por su marca: BH, Orbea, etc.
Siempre tenía en su taller piezas que a nosotros nos parecían trastos, pero él con delicadeza, paciencia y amor, combinándolas con otras nuevas o usadas, les daba un encanto personal y distinto a las que se vendían.
Aún mantenemos y usamos algunas de aquellas bicicletas que, a pesar del tiempo transcurrido siguen estando perfectas, pues eran de buena calidad y realizadas con esmero y cariño: nada que ver con algunas de las que se venden en los grandes almacenes. También era punto de reunión de personas de su edad y entorno, generándose entre ellos grandes amigos.
Sé que desde el cielo verá la puerta de su taller cerrada, pero dentro comprobará contento como todos los recuerdos que nos dejó siguen estando como cuando él los cuidaba y mimaba, siendo para nosotros los regalos más preciados que tenemos, pues sabemos el cariño que les profesaba a “sus bicicletas”.

Te quiero papá.

Tu hija

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