lunes, 11 de junio de 2012

CUERVOS

     El día 23 de Mayo fue detenido el mayordomo del Papa, Paolo Gabrieli, por haber difundido y desvelado asuntos secretos. Esta detención pone al descubierto la guerra existente en el Vaticano para llegar al poder.

     Hace unos meses llegó al número de fax de George Gänswei, a la sazón secretario personal de Benedicto XVI, una carta comprometedora dirigida al Papa. Tras haberla leído el Papa, Gänswei la guardó en su oficina, pues no convenía que alguien la leyese, por esto cuando el padre George la vio publicada junto con otros documentos secretos supo enseguida que el traidor tenía que ser alguien de la familia, como se llaman entre ellos. Otra filtración destapa una carta del cardenal Darío Castrillas con unas declaraciones del cardenal Paolo Romeo en las que dice que el Papa morirá en doce meses además de otras declaraciones secretas.

     El secretario de Estado, el cardenal Tarsilio Bertone, ha enviado al exilio a algunos de sus colaboradores más queridos, entre ellos el nuncio de Su Santidad en EEUU, Carlo María Viganó, a raíz de la divulgación de una carta dirigida al Papa. En esta misiva se narran diversos casos de corrupción dentro del Vaticano. Los cardenales lo acusan de ambición desmedida y de dejarse influir por “ambientes masónicos”.

     Joseph Ratzinger, en una lucha encarnizada, trata de obtener una tregua; según una carta secreta está dejando todo atado para que su sucesor sea el arzobispo de Milán.

     En este pequeño estado lo que esta pasando viene de antiguo: según la historia ha habido muertes misteriosas, envenenamientos, traiciones, atentados no esclarecidos, un banco, el Ambrosiano, que está siendo sometido a una investigación por la supuesta violación de normas anti-blanqueo. En la bancarrota que hubo en 1982 la Santa Sede aceptó pagar millones de dólares a entidades extranjeras.

     Juan Pablo II recibía en el Vaticano como un amigo personal al sacerdote mexicano, fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, cuya conducta pecaminosa estaba en boca de todo el mundo. Había numerosas denuncias que lo describían como cínico, amoral y pedófilo. Juan Pablo II se resistió a que se tomaran medidas contra este sacerdote, el cual murió en 2008 a los 89 años sin que se hiciera justicia. Joseph Ratzinger archivó la investigación pero a la muerte de Maciel se supo toda la verdad.

     Como es habitual en el Vaticano, jamás se sabrá quien es el cuervo vestido de purpura.

V. Soler

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